Alumnos-as del ciclo formativo de dependencia visitan la Cruz Blanca.

22 noviembre 2013

El Carisma de los Hermanos Franciscanos de Cruz Blanca gira en torno al cuarto voto que profesamos junto con los de Castidad, Pobreza y Obediencia. Se trata de la asistencia a los enfermos incurables y a los más necesitados. En un ambiente familiar, de cercanía y convivencia fraterna entre Hermanos, asistidos y voluntarios, los Hermanos gozamos de la inmensa gracia de poder asistir al mismo Dios encarnado en todos los hombres pero especialmente en los más enfermos. Comunidades reducidas de Hermanos y un número no muy elevado de asistidos, hace posible que en nuestras "Casas Familiares" se viva un ambiente de familia, donde las vivencias en el día a día son muy cercanas e intensas. El Hermano Franciscano de Cruz Blanca no es sólo una persona consagrada que atiende a los enfermos y pobres en sus necesidades materiales más básicas. El verdadero Franciscano de Cruz Blanca, siguiendo los pasos de nuestro Fundador, el Hermano lsidoro, vive al lado del asistido, estando y siendo, dando y recibiendo. La presencia cercana, el trato cariñoso, los gestos de amor fraternal, deben jalonar nuestra vida de consagrados para el Reino sirviendo a los que hoy nadie quiere: disminuidos físicos y psíquicos, enfermos terminales, inmigrantes, ancianos, enfermos de SIDA, alcohólicos o transeúnte

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