Estas palabras resuenan aun en mi mente desde el sábado día 5 de noviembre cuando Pedro Ruz (delegado para la familia salesiana de nuestra casa inspectorial) nos visitaba y nos dejaba un buen sabor de boca.
Me gustó en primer lugar volver a encontrarme con la persona de D. Bosco, sus raíces, sus obras, sus pequeños recuerdos que nos dejó en sus muchas cartas, escritos y sobre todo en sus memorias.
Todo lo escuchado y vivido nos sirvió como inicio para la preparación al bicentenario del nacimiento de D. Bosco (1815-2015) que celebraremos próximamente y para el que debemos ir ilusionando a todos aquellos que quieran conocer a D. Bosco más a fondo.
Se nos propuso leer una biografía completa de D. Bosco, elevando así nuestro nivel de conocimiento, eligiendo cada uno la que mejor se adapte a su nivel de formación.
Ojalá todo esto nos sirva, no solo para conocer y dar a conocer a D. Bosco sino también para volver a nuestras raíces como salesianos y seguir aportando a la sociedad, en especial a nuestros jóvenes, lo que nos hace parecernos y contagiarnos de nuestro Padre.
Una salesiana que os quiere.
María Jesús Redondo Cantueso