-¿Ha cambiado mucho el tipo de pregón desde que lo nombraron hasta que escribió la última línea?
-No mucho. El tiempo me ha permitido pulir el texto, la forma, pero tenía claro el contenido desde el principio.
-Ya fue exaltador de la Candelaria en 2002. ¿Cree que la responsabilidad es mayor en este caso?
-El pregón en tu hermandad es algo más íntimo y recogido, casi familiar, mientras que el pregón de la Semana Santa es recibido y mirado con unas sensibilidades más diversas y, sobre todo, es poner voz al modo de vivir la fe de una parte considerable de nuestra Iglesia.
-¿Qué mensaje pretende que se lleven los cordobeses que acudan el día 20 al Gran Teatro?
-El encuentro con Jesucristo y la Santísima Virgen en nuestras estaciones de penitencia, que es
expresión del peregrinaje en la fe junto a Cristo vivo.-Un pregón suele ser también vivencial. ¿Cuál es su mejor recuerdo como cofrade? ¿Y el peor?
-Afortunadamente son muchísimos más los buenos recuerdos. De los más recientes, acompañar a mi hijo mayor vistiendo su primera esclavina hace dos años. Entre lo menos agradables, cuando tuve que dejar el costal definitivamente.
-¿Ha cambiado mucho la Semana Santa desde su niñez?
-Aunque no soy muy mayor, creo que principalmente se ha enriquecido y expandido. Hay nuevas cofradías, un mayor compromiso social de éstas y la preocupación por la formación de sus miembros.
-¿Y desde que formó parte de la gestora que estuvo al frente de la Agrupación de Hermandades?-Pienso que todas las juntas procuran potenciar lo bueno que se haya venido realizando.
-El primer acto oficial del nuevo obispo con las cofradías será en su pregón. ¿Qué le pide al nuevo prelado?
-Que mantenga la atención pastoral y la cercanía con las cofradías.
-Volviendo al análisis de la Semana Santa. ¿Se identifica más con las hermandades de bulla o con las más sobrias y austeras?
-No son excluyentes. Me encanta el regreso de la Virgen de la Piedad desde San Lorenzo y disfruto con la sobriedad de Ánimas. Lo importante, tanto desde dentro como desde fuera de una procesión, es profundizar lo que se contempla.
-¿Cómo califica la influencia de Sevilla en las procesiones?
–Una cofradía debe buscar su propia personalidad, hacerse única. Copiar por copiar no tiene mucho sentido. Si se miran forma o fondo de otros modelos, hay saber adaptarlo a lo que una cofradía quiere que sea su impronta.
-¿Es partidario de recuperar las señas de identidad cordobesas que se perdió una generación?
-Hay múltiples opiniones sobre cuáles son esas señas. Creo que el auge que se produjo a finales de los años 30 tuvo como fruto bastantes cofradías con un sabor propio sin que en esos casos haya sido imprescindible reproducir estéticas foráneas.
-¿Qué es lo mejor para usted de esta Semana Santa?
-No hay grandes estrenos, pero confluyen algunos hitos. Por citar alguno, el impulso que en los últimos meses ha habido sobre el regreso de la Virgen de las Angustias a San Agustín.
-¿Qué piensa del cofrade que sólo lo es de año en año?
–Que pierde la ocasión de hacer hermandad.
-¿Qué le parece el diseño de la carrera oficial?
-Nos hemos acostumbrado a ella, aunque no perdemos la esperanza de recuperar el trayecto que antiguamente llegaba a la Catedral.
-¿Considera que las hermandades están en crisis?
-Las bases son sólidas, pero el mayor reto está en seguir dando testimonio, en la calle y en lo cotidiano. No es fácil mantener esa tensión.
-¿Desaparecerá alguna cofradía?
-Espero que no. Son muchos los esfuerzos que se aúnan para que una hermandad viva. Me cuesta trabajo pensar que lleguen a faltar brazos para sostenerlas.
-Es el momento de que las corporaciones se vuelquen con su obra social ¿No cree?
-Aunque las hermandades tienen bastante camino recorrido dando testimonio, las necesidades cercanas crecen y se diversifican. Ahí debe estar siempre la Iglesia y, obviamente, sus cofradías.
-¿Llevará algún objeto muy personal encima?
-Algún obsequio reciente y siempre una estampa de María Auxiliadora.