Intenso en actividades y sustancioso. Así ha resultado el puente de la Inmaculada y la Constitución para nuestra Familia Salesiana de Córdoba.
Las celebraciones se iniciaron el viernes día 4, todavía en horario lectivo del Colegio, con la conmemoración para la Comunidad Educativa de dos fiestas relevantes; una religiosa y otra civil, lo que constituye una muestra de que aquel “Buenos cristianos y honrados ciudadanos” de D. Bosco ha calado hondo en cuantos nos honramos en ser sus seguidores. Treinta y un años hace ya que el pueblo español se dotó de un marco jurídico de convivencia que se ha mostrado válido para atravesar una difícil etapa de nuestra Historia y que para todos los alumnos del Colegio, e incluso para una gran parte de sus padres y profesores, es el único conocido o que puedan recordar por imperativos de su edad. La Constitución no es la panacea, pero es un instrumento útil y para apreciar el valor de algo, nada mejor que conocerlo.
Como también la comprensión del dogma de la Inmaculada, del que nuestra Patria fue siempre defensora y pionera, exige profundizar en su significado. Quizá, por la edad de los alumnos del Colegio esa profundización no esté al alcance de todos, pero igualmente, no se puede llegar a comprender lo que desde pequeño no se ve y no se vive, de ahí la importancia de la conmemoración, a la que, como ya es tradición, se sumó nuestra Asociación de Padres ofreciendo a todos un sencillo desayuno.
Y es que aparte de estos dos grandes motivos de celebración, nuestra APA tenía uno más particular, aunque alcance también a toda la Familia Salesiana, ya que el viernes 4 era víspera de la festividad del Beato “Felipe Rinaldi”, tercer sucesor de D. Bosco, cuyo nombre se enorgullece de llevar desde su creación hace casi cuatro décadas la Asociación de Padres del Colegio. La fiesta del Beato tuvo su continuidad esa misma tarde con una Eucaristía que se celebró este año ya en el Santuario (el año pasado, primero en celebrarse, se hizo en la casi intimidad de la cripta), con ornato a propósito de la Fiesta (foto del Beato y Estandarte de la Asociación) y siguiendo el ritual de las festividades propias de la Familia Salesiana. Tras la Misa, un rato de convivencia aderezado con pestiños y otras especialidades de la época que se acerca y regado con una copita de vino dulce.
El domingo, Misa correspondiente al segundo domingo de Adviento, presidida en esta ocasión por nuestro Inspector D. Francisco Ruiz, que estaba de visita en la casa. Aunque se notó un ligerísimo bajón en la asistencia, consecuencia del puente, el calor humano fue el mismo de siempre que, aunque ya estemos acostumbrados, no deja de sorprendernos gratamente domingo tras domingo. Tras la Misa, sesión de cine con palomitas para los más pequeños y rato de convivencia para los mayores (algunos incluso lo prolongaron para dar cuenta de lo que se quedó pendiente del perol de la jornada de convivencia).
Y finalmente, el lunes por la noche una inolvidable Vigilia de la Inmaculada. Desde la colocación de los bancos y el Altar, que daban a la celebración un ambiente íntimo, como de familia alrededor de la mesa, hasta los mil y un pequeños detalles que pudimos vivir (las velas, los corazones, las ofrendas o la proclamación del Evangelio a tres voces) todo perfectamente cuidado y preparado; se notaba el cariño en cada detalle. La predicación por nuestro Director, en la línea que ya nos tiene acostumbrados; una sencilla y clara pero a la vez magistral catequesis sobre la Inmaculada. El ambiente, de recogimiento, ideal para el encuentro de cada uno con el Señor, pero al mismo tiempo encuentro vivido en Comunidad. En suma, un colofón idóneo para este puente en el que, además de descansar, ha habido tiempo para la oración, el encuentro entre grupos y personas de la Familia y la alegre convivencia. Terminamos dando las gracias a todos/as (y son muchas personas) quienes con su esfuerzo han hecho posible este intenso puente pórtico de las próximas festividades.
