Todos los años el mes de mayo es el mes de María, pero de modo especial éste, el del 2008, ha de ser de Ella y para Ella. Un mes en el que los devotos de María Auxiliadora visiten en su casa, recientemente reconocida como santuario diocesano, a la Madre de nuestro Salvador y «Señora» de los cordobeses.
Treinta y un días, todo un mes, dentro de un año jubilar y, todo el año para reavivar el entrañable cariño que prendió en los corazones de quienes descubrieron a María como Auxiliadora en las horas de la lucha y para tratar de transmitirlo a cuantos entren en nuestro ambiente.
El centenario de la bendición de la venerada imagen que estamos viviendo y la coronación pontificia que celebraremos el próximo año son dos acontecimientos que enmarcan y destacan este mes. Ha de ser un mayo extraordinario por nuestra presencia y participación,
y también por el esmero y la intensidad con la que hemos de realizar todos los actos para conseguir que sea un tiempo fuerte del centenario y un prometedor inicio de un tiempo de nueva evangelización en el cual se transmita, arraigue y crezca el amor a la Madre Auxiliadora, que no sólo no nos abandona, sino que con la ternura de una madre y la sabiduría de una maestra nos acompaña en nuestro cotidiano peregrinar.
¡Bendita tú, María! Nuestra Auxiliadora, y por ti, benditos nosotros tus hijos que, por tu intercesión, recibimos incesantes auxilios.
Madre Auxiliadora en tu honor hacemos fiesta. Contigo queremos proclamar las grandezas que hace el Señor y siguiendo la enseñanza de D. Bosco, queremos expresar nuestro agradecimiento a quien nos regala la vida y la pone bajo tu manto.
Feliz fiesta.
Andrés González Becerro
Director de la Casa Salesiana