En la mañana del 2 de febrero, ha fallecido en el hospital Reina Sofía, de Córdoba, el salesiano Marcelino Carreto Carretero. La noche del día anterior había sido trasladado al centro sanitario por una crisis pulmonar, consecuencia del cáncer que finalmente ha acabado con su vida.
Marcelino había sido destinado durante este curso a la Casa salesiana de Cádiz, en calidad de formador del prenoviciado. Allí los médicos le detectaron la fatal enfermedad, en un estado muy avanzado. Por ello, en los días de Navidad se decidió su traslado a la Casa María Auxiliadora, de Córdoba, donde los hermanos y el personal de servicio lo ha atendido hasta el último momento.
A las 20.00 se celebrará una eucaristía en su sufragio, en el santuario de María Auxiliadota de Córdoba; mañana martes, día 3 de febrero, a las 11.00 tendrá lugar la misa de exequias y el posterior traslado al cementerio de San Rafael.
Perfil biográfico
Marcelino Carreto nació en Mieza (Salamanca), el 9 de diciembre de 1936. Contaba, pues, poco más de setenta y dos años en el momento de su fallecimiento. De joven sintió la llamada a la vida religiosa, que materializó el 16 de agosto de 1953 haciendo la primera Profesión como salesiano de Don Bosco. Seis años más tarde, en julio de 1959 pronunciaría los votos perpetuos, siendo ordenado como presbítero en 1963, en pleno desarrollo del Concilio Vaticano II.
En sus años de vida salesiana, desempeño servicios siempre relacionados con la enseñanza de jóvenes y con formación de salesianos. Fue maestro y asistente, en Córdoba, Guía (Gran Canaria) y La Orotava, y catequista en Posadas, Ronda y Priego de Córdoba, donde ejerció como profesor del filosofado. De allí pasó a Córdoba, donde ejerció la docencia en la Escuela de Magisterio. Fue director sucesivamente de La Orotava, Granada-Zaidín, en dos ocasiones; Córdoba, Las Palmas, Granada-Virgen de las Nieves y Sanlúcar la Mayor. También fue nombrado párroco de Santa Catalina, en la capital grancanaria, de donde guardaba un grato recuerdo.
Diplomado en Magisterio, y licenciado en Filosofía y en Ciencias Sociales, Marcelino era un verdadero humanista, y un amante de la cultura clásica, especialmente de la lengua griega que impartió durante años. Su carácter afable, su optimismo, y su sentido del humor han marcado una huella en todos aquellos, salesianos y seglares, que lo conocieron y tuvieron la suerte de convivir con él.
Descanse en paz.
