Para el curso que termina nos propusimos unos objetivos y metas, y ahora, tras haber recorrido el camino, y agotado el tiempo, es momento de ver dónde estamos, qué hemos hecho y qué se ha conseguido. No pretendo ponernos una nota, tampoco una mera evaluación externa, sino desde el interior de cada uno tomar conciencia de lo que hemos progresado. Dentro de las diversas dimensiones que conforman la personalidad, quiero detenerme en algo que hemos trabajado especialmente este año: la experiencia del amor de María Auxiliadora y nuestra respuesta a ese amor. Como seres humanos que somos necesitamos expresar lo que sentimos y lo que amamos. Y hay ocasiones en las que nuestras manifestaciones se hacen extraordinarias, por ejemplo, dentro de una larga vida de amor celebramos el día de las bodas de oro. Pues sí, en este curso hemos celebrado algo muy extraordinario. Tras los más de cien años de nuestro colegio, al cumplir un siglo la venerada imagen de María Auxiliadora en nuestro santuario, hemos proclamado, con la máxima solemnidad, que Ella es nuestra Reina, y por ello la hemos coronado, en su estatua y en nuestro corazón.
Por los referentes externos nuestro objetivo ha sido conseguido con buena calificación, pero más que en otros aspectos, aquí sí que lo que importa es la autoevaluación. Tú ¿Cómo te evalúas? ¿Has adquirido esta «competencia básica» y definitoria de la dimensión salesiana?