El nuevo director del colegio Salesianos de Córdoba, Diego Molina, lleva prácticamente toda su vida vinculado a la familia Salesiana. Cursó sus estudios en el centro cordobés desde los seis hasta los dieciocho años y tras licenciarse en Teología y en Historia ha desarrollado su trayectoria en varios centros de la comunidad dirigiendo la pastoral y los últimos cinco años ha estado al frente del colegio Salesianos de Pozoblanco. Ahora, ha vuelto al que fuera su colegio para asumir la dirección, labor que compagina con la impartición de clases de Religión en cuarto de Primaria y cuarto de Secundaria.

 

—¿Qué proyectos tiene para el colegio?

—Cada Casa Salesiana es un ente distinto y este primer año estoy conociendo esa realidad. Me gustaría dar continuidad a la rica herencia Salesiana de más de cien años en labor educativa y pastoral, y de la que miles de personas se han visto beneficiadas. El objetivo es mantener lo trabajado y ver en qué aspectos concretos podemos mejorar para tener una mayor calidad de docencia, modernizar las instalaciones educativas y también incrementar las actividades extraescolares.

 

—¿Qué mejoras quieren realizar en las instalaciones?

—Tenemos un proyecto para mejorar las instalaciones deportivas de la parte trasera del colegio. Ahora mismo estamos resolviendo los trámites administrativos y queremos realizar la obra a lo largo de este año.

 

—El colegio Salesianos es un referente en Córdoba. ¿Cuál es la clave del éxito que tiene entre las familias?

—La clave es el sentido de pertenencia, de familia, que consigue que cuando nuestros alumnos dejan el colegio ellos y sus familias sigan vinculados al centro el resto de su vida, volviendo a él y participando en sus actividades. Hemos conseguido una comunidad muy unida en la que estamos los Salesianos, el profesorado, los padres y los alumnos. Además hay que tener en cuenta que nuestra labor no se ciñe sólo al aspecto académico sino también al crecimiento de la persona, a la formación en valores.

 

—Este éxito provoca que muchos alumnos se queden sin plaza en el proceso de escolarización por el exceso de demanda. ¿Cómo viven esta situación?

—La escuela Salesiana es abierta y popular. Nuestras puertas están abiertas y nuestro deseo es que los padres traigan a sus hijos a nuestro centro porque quieren una formación Salesiana, no sólo por la comodidad de la cercanía o el prestigio del colegio.

 

—Pero, ¿cree que la Junta de Andalucía debería autorizar más plazas para dar respuesta a las peticiones de los padres?

—Existe un derecho, que es la libre elección de centro por parte de los padres. Pero tampoco podemos tener centros masificados y es necesario un reparto equitativo entre la oferta de plazas. Cuestión aparte es que los centros concertados no contamos con los mismos recursos que los públicos. A pesar de lo comprometido por la Administración (los acuerdos para el desarrollo de la Ley de Educación de Andalucía), recibimos lo justo para el funcionamiento del centro. El resto se lleva a cabo gracias al voluntariado y al interés de los padres.

 

—Actualmente está abierto el plazo para pedir nuevos conciertos. ¿Solicitarán más ayudas?

—Tenemos dos grandes necesidades. La primera de ellas es lograr el concierto de Bachillerato. Actualmente es privado y hay muchas familias que no pueden continuar, mientras que otras deben hacer un gran esfuerzo para que sus hijos sigan en el centro. La otra es la formación profesional. Este curso ya tenemos ciclos de grado medio, gracias al traspaso de titularidad de la cooperativa El Buen Amigo, y nuestro objetivo es ofertar Programas de Cualificación Profesional Inicial y también ciclos de grado superior.

 

—Este año se celebra la Jornada Mundial de la Juventud, ¿participará el colegio Salesianos?

—Vamos a participar activamente en los actos de la Jornada Mundial de la Juventud. Entre los meses de junio y julio, seremos receptores de la Cruz y del icono de la Virgen, que aglutinará al movimiento de catequesis y de jóvenes, haremos la peregrinación y tendremos una vigilia. Esto será una antesala a las jornadas de agosto, cuando también acogeremos a un grupo de jóvenes que residirán en la casa para participar en las actividades que organice la Diócesis.