Éste es el título del nuevo libro de Eugenio Alburquerque, que reviste una importancia especial en estos comienzos de curso. Aborda la actual crisis educativa, problema que es sentido fuertemente en la familia, en la escuela, en el trabajo, en las profesiones educativas, en los medios de comunicación, y sobre el que, sin embargo, no existe un verdadero debate social que analice en profundidad las causas y busque las respuestas adecuadas. Crece el malestar, el desconcierto y la repulsa a un sistema educativo que se juzga ineficaz. Se suceden las leyes, las programaciones, los cambios institucionales. Pero siguen los problemas y sigue escaseando la reflexión.
Desde los comienzos de su pontificado, el papa Benedicto XVI ha fijado la atención en la situación que está atravesando la educación, que él no duda en calificar como “emergencia”. En sus muchas intervenciones dedicadas al tema analiza en profundidad sus raíces culturales y proyecta también los caminos de la urgente recuperación educativa.
El propósito de este libro es precisamente ofrecer el pensamiento de Benedicto XVI sobre la educación, presente en sus intervenciones pontificias a partir del año 2005. Se trata de una enseñanza amplia y profunda. El autor realiza una apretada síntesis de los aspectos más importantes del pensamiento pontificio, enmarcándolo también en el contexto educativo y pedagógico actual.
Tras el análisis de la situación de emergencia educativa y la profundización en sus raíces, señala la sólida propuesta educativa que proyecta Benedicto XVI, que pasa por recuperar la finalidad esencial de la educación, fijar de forma concreta sus principales exigencias y sus condiciones indispensables, vivir y realizar responsablemente la propia vocación y misión de padres, maestros y educadores, en la familia y en la escuela. Y tiene en cuenta también la insistencia en la responsabilidad educativa de la Iglesia, proponiendo la educación como parte integrante de la misión eclesial y cimentando en la educación la acción evangelizadora.
El último capítulo recoge en diez puntos los núcleos esenciales de la propuesta del Papa. Se trata de creer, esperar y amar. Necesitamos, especialmente, educadores que crean en la educación, que esperen y confíen de verdad en sus alumnos, suscitando su búsqueda del bien, de la verdad y de la libertad, y que amen la escuela y su propia vocación educadora. Y necesitamos padres que amen, esperen y crean en los educadores