El Campo de Trabajo Palmeras
Las Palmeras es el ejemplo claro de la marginación, una de las zonas más desfavorecidas de Córdoba, sin embargo, al mismo tiempo es un barrio con un gran potencial, y el Campo de Trabajo de las Palmeras es una apuesta por este barrio y sus gentes desde 1992, con un voluntariado comprometido no sólo en verano, sino durante todo el año, como lo demuestran las actividades que venimos desarrollando durante los últimos cursos escolares (escuela deportiva de baloncesto, convivencias en Campobosco, fiesta de Reyes…)
Procuramos ofrecer una “Escuela de Verano” atractiva, entretenida, divertida, educativa y abierta a todo el barrio. Los más de 120 chicos y chicas (entre los 3 y los 18 años) que acudían de lunes a viernes a las actividades se dividían en dos colegios del barrio y se iban despertando con los Buenos Días a las 10.30 h, mediante teatrillos con humor y dinámicas que dejaban el “mensaje” del día.
En el C.P. Duque de Rivas participaban los niños de Infantil y Primaria en los talleres (ludoteca, deporte, manualidades, rumbeando, construcción de instrumentos musicales, habilidades para la vida), atendidos por los monitores de ADSAM (que impartían el taller) y los voluntarios salesianos (que ejercían de tutores, acompañando a los grupos por los talleres), acabando la mañana con el comedor.
En el C.P. Pedagogo García Navarro han participado los chavales de Secundaria (de
A estas actividades regulares se han unido la excursión semanal a la piscina, otras salidas y visitas (Ciudad de los niños, Chiquipark, Parque de Bomberos…) y las esperadas Olimpiadas en el colegio salesiano, donde se dan cita los chavales del Oratorio, y los campos de trabajo de Polígono y Palmeras.
En nuestras calurosas tardes de julio han tenido lugar: juegos tradicionales, campeonatos, juegos de tablero (sobre
Pero las tardes no quedan ahí, porque, como hemos dicho, es el barrio entero el que participa y se dinamiza, por eso se unen el “Oratorio Juvenil: Espacio y Tiempo Educativo” para los chavales mayores, actividades deportivas para los padres y las madres (campeonato de fútbol-sala y partidos de fútbol contra los animadores y las animadoras) y un taller de manualidades para las madres y chicas mayores de 18 años, a cargo de otras madres, éstas de Salesianos, que acudían dos tardes a la semana para compartir un buen rato con las mujeres del barrio, realizando platos decorativos, cajitas, colgantes, llaveros…
Sobre las 21.30 o 22.00 h, cuando las temperaturas comienzan a bajar, la gente del barrio toma sus calles, y ese momento no lo podemos desaprovechar: Un día en semana se proyecta Cine de Verano. Pero sin duda, la actividad de la noche es fundamentalmente acompañar a los chavales y familias que se encuentran en los patios descansando y tomando el fresco. Es nuestra presencia por las noches lo que posiblemente nos hace más del barrio, más queridos y respetados por todos, y lo que nos posibilita ser sus “maestros de verano”, más allá de ser simples monitores, que se limitan a sus horas de contrato y trabajo.
La semana final pone el broche de oro a un mes corto pero intenso, y lo hace además de con la gymkhana acuática y la excursión al Aquasierra, con dos actividades muy esperadas por todo el barrio y en las que participa activamente: La velada y la verbena.
La velada tiene lugar en el parque central de las Palmeras, donde se ubica el escenario, entorno al que se congrega la gente del barrio para ver las actuaciones de los chavales de
La verbena se desarrolla en el patio del colegio y en sus puestos de feria participan todos (niños, padres y abuelos), para conseguir boletos de kiosco, de regalo o de tómbola.
Lógicamente toda esta estructura del campo de trabajo, mejorada año tras año, es sólo el medio para hacer realidad la gran idea de Don Bosco: un ambiente acogedor y una propuesta educativa que respondan a sus necesidades, integrados en un ambiente positivo, rico de alegría y amistad en el que, casi por contagio, se puedan asumir los valores evangélicos.
Nos despedimos con el deseo de que los Campos de Trabajo en zonas desfavorecidas de nuestra Inspectoría se multipliquen cada año, y la presencia y estilo salesiano lleguen a los chavales que más lo necesitan porque, como afirma D. Pascual Chávez: “Los jóvenes, especialmente los más pobres, son el don de Dios a