El 17 de febrero comenzó la Cuaresma, y aunque el primer día sea Miércoles de Ceniza, queremos afrontarla con el ánimo del que va a la cancha de entrenamiento o a la piscina climatizada para recuperar o mantenerse en forma.
La Cuaresma ha de ayudarnos a perder lastre, librarnos del colesterol malo, porque la Cuaresma es el tiempo de preparación, es el camino que nos lleva a la Pascua.
Poner los ojos en la Luz que surge de la Resurrección ayuda a purificarnos de apegos que nos aferran a nuestros caprichos y nos apartan del bien de quienes nos rodean o de quienes están necesitados.
Poner los ojos en la Resurrección nos entrena y nos da fuerzas para tomar la cruz de cada día y hacer lo posible por llevarla con estilo cristiano,sin tratar de echársela a nadie encima, sino caminando junto a quien corra peligro de caerse para confortarlo con nuestra presencia y si es necesario arrimando el hombro.
Cristo va por delante. Si seguimos sus huellas llegaremos a la resurrección.