`Los jóvenes son nuestra misión, nuestra razón de ser, nuestra patria.`

9 septiembre 2008

 

Con motivo del 26 Capítulo General de la Congregación Salesiana, el periódico L`Osservatore Romano realizó una entrevista al Rector Mayor, don Pascual Chávez Villanueva. La entrevista ha sido publicada por el Boletín salesiano español en su número de septiembre, aunque no en su totalidad, dada su extensión.
 
P.- En un tiempo de expansión de las obras salesianas en el mundo, sorprende la invitación que hace a los salesianos de "volver a Don Bosco". ¿Se percibe una crisis en el horizonte?
 
R.- El deseo y el compromiso de volver a partir del Fundador, no es signo de crisis sino criterio de autenticidad y fidelidad. El objetivo fundamental del Capítulo General 26 es reforzar nuestra identidad carismática con la vuelta a Don Bosco, avivando en el corazón de cada hermano la pasión del Da mihi animas. Para conseguirlo, es necesario conocer mejor a Don Bosco: estudiarlo, amarlo, imitarlo e invocarlo. Hemos de conocerlo como maestro de vida, en cuya espiritualidad saciamos la sed como hijos y discípulos; como fundador, que nos indica el camino de la fidelidad vocacional; como educador, que nos ha dejado como riquísima herencia el sistema preventivo; como legislador, en cuanto las Constituciones, que él directamente y la sucesiva historia salesiana nos han dado, nos ofrecen una lectura carismática del evangelio y del seguimiento de Cristo.
 
P.- Pide usted también a los salesianos "volver a los jóvenes". Pero, ¿no han estado siempre los salesianos entregados a los jóvenes?
 
R.- Ciertamente que lo han estado y están. Los jóvenes son nuestra misión, nuestra razón de ser, nuestra patria. Sin embargo, urge volver a los jóvenes con mayor cualificación. Entre los jóvenes elaboró Don Bosco su estilo de vida, su patrimonio pastoral y pedagógico, su sistema, su espiritualidad. Él fue siempre y sólo para los jóvenes y con los jóvenes. La misión salesiana es predilección por los jóvenes. Es verdad que hoy nos cuesta a todos seguir el paso de los jóvenes, `para captar su cultura, para amar su mundo, pero el verdadero salesiano no deserta del campo juvenil. El salesiano tiene un conocimiento vital de los jóvenes. Vive para ellos, existe para sus problemas. Los jóvenes son el sentido de su vida: su trabajo, estudio, afectividad, tiempo libre, son para ellos. Para sintonizar hoy con los jóvenes es necesario profundizar la "pedagogía salesiana". Es decir, es necesario estudiar y realizar un sistema preventivo puesto al día. Hacerse amar, en vez de hacerse temer; razón, religión y amor, también en tiempos de cambio profundo, en los que las mismas ciencias humanas están en fase de reflexión crítica.
 
P.- En la convocatoria del Capítulo General se entrevé su preocupación por la Congregación, que parece muy semejante a la que muestra el Papa por la Iglesia: las obras y actividades son inútiles sin el primado de la espiritualidad. ¿Puede decirnos algo de la espiritualidad salesiana?
 
R.- También a nosotros, salesianos, nos urge conocer, profundizar y vivir la "espiritualidad de Don Bosco". El conocimiento de los aspectos exteriores de la vida de Don Bosco, de su actividad y de su método educativo no basta. En la base de todo, como fuente de la fecundidad de su acción y de su actualidad hay algo que con frecuencia se nos escapa: su profunda experiencia espiritual, lo que se podría llamar su familiaridad con Dios. En el centro de su espiritualidad está sólo Dios, al que hay que conocer, amar y servir. La matriz de la experiencia espiritual de Don Bosco está expresada en el lema Da mihi animas, cetera tolle. Para Don Bosco, es necesario llegar a un estado de ánimo de total desapego de todo, de absoluta libertad y disponibilidad a las exigencias del apostolado. He aquí la espiritualidad salesiana.
 
P.- No parece adoptar un tono triunfalista respecto a la misión salesiana: ¿resulta quizás difícil llegar al corazón de los jóvenes? ¿Poca sintonía con los jóvenes de hoy o falta de puesta al día del lenguaje educativo y pastoral de la Iglesia y de los salesianos?
 
R.- Soy optimista respecto a la misión que la Iglesia y los salesianos desarrollan en el mundo. Nosotros evangelizamos educando y promoviendo. La educación, especialmente de los muchachos más desfavorecidos, más que una ocupación funcionarial es cuestión de vocación. Don Bosco fue un carismático, un pionero. Sobrepasó leyes y costumbres. Creó lo que está ligado a su nombre, impulsado por un fuerte sentido social, pero a través de una iniciativa autónoma. La eficacia de la educación reside en la calidad, comenzando por la del educador, del clima educativo, del programa y de la experiencia educativa.
 
P.- ¿Cuáles son los mayores retos que llegan a los salesianos tanto desde dentro de la Congregación como desde la cultura globalizada?
 
 R.- Hay que destacar las dos "tendencias transversales" que caracterizan el cambio epocal que estamos viviendo: por un lado, existe una tendencia a la homogeneidad cultural que intenta volver a copiar el modelo occidental con la abolición de las diferencias; por otro, existen fuertes contraposiciones culturales de matriz religiosa que llevan a una creciente diferenciación, por ejemplo, entre el Islam y occidente, entre la sociedad secularizada y el cristianismo. Se debe subrayar además el fenómeno de la globalización, que impregna muchos aspectos de la sociedad y de la cultura. Desde el punto de vista económico, se extiende el modelo neo liberal, basado en el sistema de mercado, que tiende a predominar sobre los demás valores humanos de las personas y de los pueblos. Desde el punto de vista cultural se impone un proceso de homologación de las culturas hacia el modelo occidental, con el gradual diluirse de las diferencias culturales y políticas de los pueblos. El impacto de los medios de comunicación social y la revolución informática inducen profundos cambios en las costumbres, en la distribución de la riqueza, en el sentido del trabajo. Existe también una fuerte tendencia a la "movilidad humana", expresada en las masas que emigran a los países de la riqueza y del bienestar; se trata del persistente desafío de la pobreza y del subdesarrollo. Se difunde por todas partes una "mentalidad consumista", tanto en los países ricos como en los que están en vía de desarrollo. Naturalmente los retos surgen también dentro de la Congregación y son de índole muy diversa: envejecimiento de los hermanos en algunas zonas, disparidad de las condiciones de vida de los salesianos respecto al ambiente de pobreza, impacto de la cultura juvenil en la vida de los hermanos, dificultad para confrontarse con un mundo juvenil muy complejo. Y persisten la superficialidad espiritual, el genericismo pastoral, la lejanía del mundo juvenil, los problemas relativos a la inculturación del carisma, el escaso conocimiento de Don Bosco y de su obra.

 

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