Crónica del Viaje a Itálica.

29 abril 2008

Divertido, emocionante y alegre. Así podríamos calificar el inolvidable día que pasamos en Itálica los alumnos de Bachillerato pertenecientes a letras, que contamos con la magnífica compañía de dos profesores de nuestra casa: D. Antonio Sánchez Cazorla y D. Miguel Ángel Moreno Nuño.

 

 

Ya antes de pisar antiguo suelo romano se respiraba un aire jubiloso y lleno de felicidad. El autobús se convirtió en un lugar en donde Morfeo, los móviles, las risas y los periódicos reinaron en los alumnos a lo largo de todo el viaje de ida.

Una vez llegados a nuestro esperado destino, nos quedaba aún algo de tiempo antes de que la obra diese comienzo. Unos optaron por pasar ese tiempo haciendo algunas fotos al recinto romano. Otros prefirieron satisfacer las necesidades de su estómago llevándose un rico bocadillo a la boca en compañía de los amigos.

 

Llegó la hora. Andrómaca y el resto de personajes que entrañan la obra estaban a punto de hacer su aparición en escena, por lo que nos dispusimos a ocupar nuestros sitios en una grada que se encontraba abarrotada de alumnos y profesores de diversos centros.

Siguiendo el protocolo, el organizador del acto dio paso a la lectura de los colegios que allí se encontraban para presenciar la función. Al mencionar a nuestro centro, gritamos una sonora y fuerte ovación, al igual que hicieron los demás alumnos de otras escuelas.

Realizados ya los diversos ejercicios protocolarios, se dio paso a la representación de la obra. Se hizo el silencio en el graderío, al ver que Poseidón había echo ya su aparición. El público estaba expectante ante cada movimiento que realizaran los personajes, pues era de sumo agrado e interés.

Casi sin darnos cuenta, al término de la obra se había hecho ya la hora de comer. La tarde que nos esperaba aún era intensa, por lo que decidimos tomarnos el almuerzo refugiados del fuerte calor en una buena sombra o sentados en la terraza de un bar.

Pasado un tiempo, nos dispusimos a visitar el anfiteatro y la nova urbs romana. En ambas pudimos contar con la magnífica explicación histórica de D. Miguel Ángel Moreno Nuño.

Cada cual se divertía a su manera. Unos corrían por los enormes pasillos interiores del anfiteatro con los compañeros. Otros se hacían fotos con sus amigos en medio de aquel maravilloso lugar. El caso es que, sea como fuere, todos aprendimos un poco de historia romana ese día.

Visto todo lo visto, éramos conscientes de que el día había llegado a su fin. Y de nuevo en el autobús se sucedían las mismas actitudes que imperaron en el viaje de por la mañana. Nos íbamos con la satisfacción de haber pasado un grandioso día que esperemos se repita muy pronto.

 

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